Con la repentina promulgación de la Ley 31876, jugaron sucio a los peruanos, y con la derogatoria alocada, queda el ‘tufo’ de que los “padres de la patria”, no saben lo que hacen ni lo que dicen.
Mientras una muchedumbre proveniente de diferentes partes de la jurisdicción, marchaba por las principales calles de la ciudad capital de la región Moquegua, reclamando a los llamados “padres de la patria” la inmediata derogatoria de la Ley N° 31876, la gobernadora regional y las autoridades municipales de la región, se encontraban -por lo mismo- en la ciudad de Lima.
Desde tempranas horas del día 5 de octubre, los ciudadanos adultos mayores, jóvenes e incluso niños de toda condición social, voluntariamente se dieron cita en diferentes puntos de concentración, para luego plegarse a la gran movilización popular, pocas veces vista en las principales calles de la apacible y tranquila ciudad de Moquegua.
Para estar presente en esta jornada de lucha contra la indeseable ley promulgada en el Parlamento Nacional “por insistencia”, las instituciones públicas, sindicatos, el comercio, transportistas, así como los centros educativos, al igual que las entidades privadas, cerraron sus puertas e hicieron un alto en sus labores, porque ellos también son parte del pueblo moqueguano.
Es que con esa “ley de hambruna”, la clase trabajadora del pueblo presentía que en las empresas contratistas y sub contratistas, no tendrían la misma oportunidad laboral como en los municipios, porque es bastante conocida que las empresas ganadoras de las licitaciones, llegan con sus propias maquinarias, técnicos y personal de campo proveniente de otros lugares del país.
De ser así, y no ser atendido por el Congreso de la República el petitorio de las autoridades y el pueblo de Moquegua, miles de ciudadanos -entre damas y varones- quedaban con pocas esperanzas de acceder a un puesto de trabajo; por lo tanto, muchos hogares humildes que tienen como sustento la mensualidad del Estado, hubieran estdo condenados al hambre y la miseria.
Con carteles y arengas de “todo calibre”, propias de una manifestación de esta naturaleza, la marcha de protesta concluyó al promediar el medio día. Justamente a esas horas se debatía al interior del Congreso de la República, la pronta derogatoria de la ley que ellos mismos “parieron” días atrás.
Ante la mirada incrédula de los gobernadores y alcaldes que se encontraban apostados en los altos del hemiciclo, los congresistas cínicos, simularon expresar su malestar contra la cuestionada ley que ellos mismos aprobaron “por insistencia”. Luego la tiraron al tacho de basura por temor de ser echados del Parlamento Nacional, por la avalancha de peruanos que ya estaba en ‘camino’.