Antes que el nombre de los incas retumbara en los andes como sinónimo de imperio y poder, la ciudad de Cusco ya estaba habitada, ya tenía templos, calles, y una estructura social sorprendente. Muy pocos lo saben, pero los incas no fueron los primeros en pisar esa tierra sagrada. La historia oficial muchas veces silencia a los que vinieron antes, pero rastros de piedra y leyenda apuntan a una civilización anterior, más antigua y quizás incluso más avanzada en ciertos aspectos.
Se trata de los Killke, un pueblo que habitó la región del Cusco alrededor del año 900 d.C.; es decir, siglos antes de que el Imperio Inca surgiera como tal. Fueron ellos quienes construyeron algunas de las estructuras que hoy muchos atribuyen a los incas, como la fortaleza de Sacsayhuamán, con sus gigantescos bloques de piedra perfectamente encajados. Los Killke ya dominaban la ingeniería megalítica, algo que para muchos aún sigue siendo un misterio.
Los cronistas españoles, al llegar al Perú en el siglo XVI, apenas recogieron rastros de esta civilización previa. Su obsesión con el poder Inca los cegó ante los vestigios más antiguos. Sin embargo, estudios arqueológicos del siglo XX y excavaciones más recientes han revelado cerámicas, canales de irrigación y templos construidos mucho antes de la expansión incaica. Algunos investigadores incluso han propuesto que los incas aprovecharon las bases de construcciones Killke para levantar sus propias edificaciones imperiales, como una forma de apropiarse simbólicamente del poder antiguo.
La arquitectura de los Killke no solo era funcional, también tenía un fuerte componente ritual. Se han hallado restos de centros ceremoniales en los alrededores de Cusco que sugieren una relación estrecha con los ciclos agrícolas, los astros y las montañas. Este vínculo con el entorno marcaría también a los incas más tarde, quienes adoptaron muchas de estas creencias como propias.
Y aunque el nombre Killke apenas aparece en los libros escolares, su presencia todavía se siente en las piedras ocultas bajo los templos más famosos del Cusco, como si una capa de historia hubiera sido cuidadosamente cubierta por otra. Algunos mitos que sobreviven en los pueblos del valle sagrado hablan de los “primeros constructores” o “señores antiguos” que conocían secretos que luego se perdieron con la llegada de los incas.
¿Quiénes eran realmente los Killke? ¿Fueron una cultura aislada o parte de una red más amplia de civilizaciones andinas que simplemente desaparecieron? ¿Hasta qué punto los Incas heredaron o suplantaron su legado? Las respuestas todavía se buscan entre las ruinas, las leyendas y los estudios que apenas comienzan a rasgar el velo de un pasado que muchos creían ya escrito.
Así, Cusco no es solo la capital del Tahuantinsuyo. Es también una ciudad enterrada sobre otra ciudad, y quizás otra más bajo esa. Un palimpsesto de historia donde cada piedra guarda la huella de un pueblo que se niega a ser olvidado.
MISTERIOS DE LOS PRIMEROS COLONOS DEL ‘VALLE SAGRADO’