Escribe: Herli Vizcarra Ticona.
Según el calendario cristiano, la fiesta de los carnavales se inicia antes del miércoles de ceniza, con la cual, comienza la cuaresma, luego la Semana Santa, y posterior celebración de las pascuas. Esta fiesta carnavalesca es una mezcla de la costumbre europea traída por los españoles, con los ritos de la cosmovisión andina de los aymaras.
Con el paso del tiempo, esta manifestación cultural fue tomando mayor realce en los diferentes pueblos y regiones del Perú, donde los naturales nunca olvidaron de sus ritos y costumbres; más bien, fueron haciendo suyo: el juego con agua, serpentina, talco y pintura; como también, la música y el baile lleno de usanzas multicolores.
“Anata fiesta”
Anata fiesta (fiesta y juego), parece que esta celebración es una actividad mágica, donde se nota el sincretismo, porque se mezcla lo natural con lo sobrenatural, lo católico con lo cósmico; aunque la costumbre tiene diferente matiz en cada una de las comunidades; es decir, adquiere diferente expresión y color impuesta por la costumbre.
La celebración de la fiesta de los carnavales conocido como “anata fiesta o apujllay”, por los que nacieron bajo la sombre del Ticsani, es -además- una tradición popular de las comunidades del departamento de Moquegua, donde la cosmovisión andina es representada por un personaje místico vestido de blanco llamado ‘CARNAVAL’.
Cerrito de ‘Potosí’
La misma historia cuenta que la fiesta del CARNAVAL tubo mayor resonancia en el otrora asiento minero de oro y plata llamado POTOSÍ, que se encuentra ubicado en Bolivia. Entonces, se presume que, desde tiempos inmemoriales, los inmigrantes y/o visitantes de esa zona, trajeron parte de esta costumbre, la misma que, con el paso del tiempo fue enraizando en diferentes lugares en concordancia con los mitos y costumbres de cada comunidad. Tal vez por esa razón, los vecinos pueblos de “Kalacua y Putina” pusieron de nombre POTOSÍ a un cerrito de donde el CARNAVAL emerge en cada temporada.
El cerrito de POTOSÍ, es una pequeña colina ubicada al lado este del pueblo de Bellavista, donde el personaje llamado CARNAVAL se viste de blanco; es también, el lugar preferido de estos personajes donde tras rendir culto a todo lo sobre natural con la “juntucha”, la magia de la tradición cultural cobra vida a través del sonido musical, especialmente separada para esta ocasión. En esta festividad vibran los sonidos mágicos de la guitarra e instrumentos de viento, los mismos que se entrelazan armoniosamente con la voz de las damas que conocen su tono musical.
Mito y cultura
Esta fiesta carnavalesca, cuenta desde el día jueves llamado ‘Día del Compadre’ y el jueves de la siguiente semana denominado ‘Día de la Comadre’, fecha en que los lugareños dedicados a la ganadería, celebran la fiesta de la ‘tinka’, cuyo cuento mitológico es materia de otra crónica.
La fiesta del carnaval, al igual que otras, para los lugareños es una oportunidad de reencuentro y renovación de compromiso con la ‘Santa Tierra’ y los cerros tutelares. Los pobladores realizan su pago a cada deidad, pidiendo salud buena, abundancia de sus animales y mejores cosechas para tener lo suficiente en el hogar.
De acuerdo al mito de estos pueblos, el CARNAVAL es el benefactor que viene desde la madre patria trayendo lo bueno, y a su retorno se lleva todo lo malo. Su ‘bendición’ es expresada mediante la voz característica ¡AY CARNAVALES…! y el constante blandir de su bandera blanca, que va acompañada de los golpes en la espalda con membrillo…
“Brindis en cabildo”
Al igual que el día denominado “tumpaciña” (visita mañanera a las autoridades), el CABILDO es un día especial para la comunidad y sus autoridades, pues en esta fecha, las nuevas autoridades como: el alguacil, comisario, teniente, ‘regidores de agua’ y el mismo alcalde, entre otras, suelen “estrenar el cargo” en compañía de toda la comunidad en la plaza principal de la localidad, al compás de la banda de músicos y abundante bebida y comida
Personaje del carnaval
Las personas que escenifican al CARNAVAL, no es del todo igual en todos los pueblos de la jurisdicción de Moquegua; por ejemplo, en los distritos de Cuchumbaya y San Cristóbal son parecidos, mientras que en otros pueblos tiene diferente matiz este mito. El personaje, en ningún momento se quita la máscara, y eso hace que se considere como una deidad. Su vestimenta, la bandera y el membrillo que porta en la mano, hacen sentir con poderes sobrenaturales.
El CARNAVAL es una persona vestida de blanco, incluso la bandera que va portando en todo el trayecto de los días festivos es de color blanco, lleva un bolso blanco para llevar consigo todos los recados que le van dando en cada hogar. Lleva cruzado dos llicllas multicolores en la espalda y otra atada en la cintura, más su wallkipu con coca, y siempre camina al cuidado del lacero que lo lleva amarrado de la cintura a todo lugar.…
A su llegada el CARNAVAL es loco, y suele visitar a la vecindad, donde las familias le dan la bienvenida con saumas de incienso, chicha, coca y alcohol, mientras el visitante da golpes suaves en la espalda con su membrillo y la resonancia de su bandera, en señal de bienestar para toda la familia.
Al término de la fiesta que puede durar hasta 4 días, se hace el DESPACHO del carnaval. En ese día, el comportamiento de este personaje es de mucho apuro para ‘irse a su terruño’, y siempre está sujetado por un laceador. Hace su despedida casa en casa, para luego partir de la plaza principal. Se lleva consigo todos los recados y encargos consistentes en mesadas, juntuchas y cuyes, con los cuales, se lleva toda la maldad y deja la bondad benéfica en cada hogar.
La ‘juntucha’
La coca, el incienso y otras especies, forman la ofrenda llamada ‘JUNTUCHA’ para brindar a los seres sobrenaturales. Sirve de puente entre el hombre y la ‘sabia naturaleza’; entre el presente y el pasado de los ancestros. La devoción y el reconocimiento que aflora desde lo más profundo del corazón, despierta el alma para conectar con las montañas y apachetas más altas, quienes como -buenos pastores- observan sigilosamente a sus hijos y sus nietos.
Según la cosmovisión andina, ofrecer una “juntucha” a la ‘Santa Tierra’, a Ticsani y demás montañas divinas, no solo es un acto de respeto y gratitud, sino más bien, un encuentro con la deidad. Dicen que la ‘juntucha’ y la coca son necesarias para cumplir con la divinidad, porque mediante ellos se va la maldición y viene la bendición llena de vida y salud…Más que una costumbre, es un puente invisible que une entre el humano y los apus del ‘altísimo’…